El gobierno, haciendo gala de su manejo propagandístico, realiza a nivel nacional e internacional la campaña de “las manos sucias de Chevron”. En ella se puede constatar la situación de contaminación de la zona de la selva ecuatoriana que Correa la muestra manchándose el guante de petróleo, en una de las piscinas de desechos. Esto, bien propagandizado, ha traído gran revuelo mundial y ya son varias personalidades internacionales que llegan al sitio, a constatar el daño y muestran su respaldo y exigencia para que el daño sea subsanado por Chevron. Así el gobierno gana bonos a nivel internacional como defensor de los pueblos afectados y de la naturaleza.
Pero, como dìa a dìa constatan los ecuatorianos, su práctica es otra, la política del gobierno de Correa referida a los recursos naturales tiene hechos tan sucios, como las manos de Chevron.
Mientras un equipo del gobierno negociaba con el resto del mundo su aporte para salvar el Yasuní, Correa y su equipo hacían esfuerzos por facilitar la explotación del ITT, que ahora abiertamente decidió hacerlo. No menos ultrajante es la propagandización de que tan solo es el 1 por mil será afectado y que lo demás de la reserva natural se conservará intacto, cuando se puede constatar que la zona ya está afectada seriamente por actividades de exploración y explotación. Aparte de la manipulación de que son objeto parte de los indígenas de la zona, haciéndoles creer que saldrán de la pobreza.
La relación con China en la que ese país se hace del control del 83% de la producción petrolera ecuatoriana es un descarado atentado a la soberanía ecuatoriana, muestra del entreguismo que se confirma con la décimo primera ronda petrolera La explotación minera a gran escala, cuyo resultado será la contaminación de las fuentes de agua, permitiendo el saqueo, mientras se criminaliza la práctica ancestral de la minería artesanal como forma de vida y asesina a Freddy Taish, un indígena Shuar, a manos del ejército ecuatoriano, en medio de un operativo contra la minería ilegal, pero en el contexto de la entrega por parte del gobierno a las empresas mineras de buena parte de la riqueza natural, es otro hecho que marca la forma en que Correa conduce al país, más allá de que el gobierno, con todo el poder en sus manos, sostiene que la muerte de Taish fue en defensa propia.
La petrolera Chevron tiene las manos sucias, no cabe duda, pero también Rafael Correa que en su gobierno aplica políticas alejadas de las expectativas populares, irrespeta el derecho de los pueblos a ser consultados y la urgencia de salvaguardar la naturaleza.
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